Muchas veces no nos planteamos ampliar nuestros destinos de viaje a zonas no tan conocidas porque no sabemos si hay algo que ver. Pues Rumanía es una de esas grandes desconocidas dónde se puede hacer turismo cultural, gastronómico y de relax. Pero en este artículo vamos a ver la parte más cultural del país y os ofreceremos la ruta que hemos hecho para visitar grandes lugares en 4 días.
Primer día: Monasterio de Snagov (tumba de Drácula) – Monasterio de Sinaia y Brasov
Empezamos en Otopeni, allí iniciaremos la ruta hacía el Monasterio de Snagov, un emplazamiento bastante idílico en medio del lago del mismo nombre «lago Snagov», que tiene una extensión de 25-30 km, cerca de Bucarest. En este se encuentra la tumba en la que muchos sostienen que esta enterrado Vlad Tepes, famoso por inspirar el personaje de Bram Stoker llamado Drácula. No hace mucho se tenía que acceder al monasterio en barco pero recientemente han hecho un puente y se puede ir a pie, es una opción para los que no quieran navegar, aunque un paseo en barco por este bonito lago no es una mala opción. Volviendo al puente, justo antes de este hay una zona de parking señalizada gratuita para los visitantes del monasterio.
Dejamos atrás la curiosa visita de Snagov para dirigirnos al bonito Monasterio de Sinaia. Localizado en la ciudad de Sinaia, fue fundado en 1695 por el principe Mihail Cantacuzino y tiene este nombre por el monasterio de Santa Catalina en el monte Sinaí (Egipto). Dentro cuenta con un museo que data de 1895 y fue la primera muestra de objetos religiosos en Rumanía como la primera Biblia en rumano de 1688, entre otros. Tras esta visita iremos rumbo a Brasov donde nos alojaremos durante 3 noches e iremos haciendo las visitas, ya podemos decir que estamos en Transilvania.
Segundo día: Castillo de Bran – Fortaleza de Rasnov – Tarde en Brasov
Madrugamos para ir a unos 30km de Brasov a ver el famoso Castillo de Bran, conocido por ser el castillo de «Drácula». Esta fortaleza medieval es mucho más que solo el atractivo de Vlad Tepes (Drácula), su arquitectura, emplazamiento e interiores del castillo son dignos de una película. Pueden haber edificaciones más grandes y pomposas, pero este tiene una magia única y lo convierte en una visita imprescindible. Cuando entras te traslada a otra época y todo está cuidado como si el tiempo apenas hubiera pasado por el. Los fans de la fantástica novela de Bran Stoker no pueden perderse ir a ver este precioso lugar y disfrutar de una visita inolvidable y el resto de visitantes tienen que ir a disfrutar de una fortaleza medieval única como esta.
Recomendamos salir por una salida alternativa en ascensor (requiere ticket) y descender a los sótanos del castillo donde sales por una zona ambientada con pantallas e iluminaciones fantasmales y una pantalla donde podrás hacerte una foto con los que habitaron el castillo. Una experiencia divertida para todos los que quieran acabar la visita de forma diferente. Para los que tienen más resistencia a lo macabro también pueden comprar el ticket para ver la exposición con máquinas de tortura.
Para aparcar se puede dejar el coche en una zona a los pies del castillo por menos de 1€ la hora.
Tras la visita al castillo de Bran vamos a visitar la Fortaleza de Rasnov, un monumento histórico importante en Rumanía, situado en la ciudad del mismo nombre, Rasnov, esta fue construida como sistema de defensa para las aldeas. Un lugar pintoresco que aun mantiene la esencia de lo que fue, pasear por sus calles adoquinadas te revive parte del pasado.
Para acceder a la fortaleza hay varias opciones, subir en coche hasta un aparcamiento y luego coger un trenecito que te deja en la puerta, subir a pie (bastante trayecto) o coger una especie de teleférico que también te deja arriba.
Por la tarde visitamos el centro histórico de la ciudad de Brasov, la Iglesía negra, una de las calles más estrechas de Europa (Rope Street – Strada Sforii) y dedicamos la tarde a pasear por la zona.
Tercer día: Salina Turda
Dedicamos un día entero, ya que tenemos unas 4h de trayecto ida y otras 4h de vuelta, para ir a visitar algo único e inimaginable, una mina de sal (compuesta por sal monomineral) con más de 13,6 millones de años situada en la población de Turda, la Salina Turda. El trayecto se hace ameno y puedes disfrutar por el camino de otra Rumanía muy distinta a la que ves en grandes ciudades como Bucarest o Brasov, la parte más rural del país y las zonas en las que viven los gitanos rumanos, a los que puedes ver con sus vestimentas típicas, las mujeres con vestidos y blusas coloridas y los hombres con los típicos trajes con sombreros, un paseo curioso para los turistas.
Respecto a la mina, no se puede explicar con palabras lo que es ver este lugar, hay que vivirlo. Una cueva de sal es algo que podemos encontrar en muchos lugares del planeta, pero cuando esta alberga en su interior una noria, una zona de barcas para remar, minigolf o zona de billar, entre otros, es cuando se convierte en algo nunca visto. Es una experiencia impresionante ver como se alzan a tu alrededor gigantes paredes de sal mientras disfrutas de un paseo en noria.
En su interior la temperatura oscila entre 10 y 12 °C. Lo que hace recomendable ir abrigados aunque sea verano. Tiene fácil aparcamiento (de pago aunque económico) justo delante de la entrada principal.
Cuarto día: Castillo de Peles – Thermes Bucaresti
El ultimo día de viaje, de camino desde Brasov hasta Otopeni, donde se encuentra el aeropuerto, tenemos el Castillo de Peles situado en la ciudad de Sinaia. Este palacio que se construyó entre el 1873 y 1914, se convirtió en uno de los monumentos de más relevancia del país y se podría decir que de Europa ya que fue el primero del continente europeo en tener electricidad y ascensor.
Para dar el broche de oro a un viaje fantástico por este país lleno de cultura y color, acabaremos relajándonos en las Therme Bucharest, bañarte en una piscina termal al aire libre mientras te tomas un mojito en el agua, tirarte por impresionantes toboganes de agua o meterte en una piscina de olas son el final perfecto para despedir tu viaje.