Como cada año, Apple nos brinda una nueva entrega de su producto insignia, el iPhone. Pero este año nos sorprende con dos, y digo nos sorprende, porque aunque todo se sabía desde hace semanas, la sorpresa ha sido la forma de sacarlo a la venta. Primero el iPhone 8 y el próximo mes de noviembre el deseado iPhone X.
Pero vamos a centrarnos en el iPhone 8 y iPhone 8 plus. Dos tamaños 4’7 y 5’5 pulgadas, chip 11 Bionic con 6 núcleos que le otorga una potencia que poco smartphones en el mercado tienen. Nuevas pantalla retina con una capacidad para reproducir un espectro de color fiel al formato cinematográfico, lo que se traduce en imágenes con colores naturales y nada saturados. Se podrá comprar en tres colores: plata, space gray y un nuevo y cautivador color oro rosa.
Físicamente son idénticos a la generación anterior, el único detalle es, que esta vez la parte trasera es de cristal para poder adoptar la ya cada vez más estandarizada carga inalámbrica y que recuerda mucho a una generación anterior, el iPhone 4, ¡qué gran teléfono!
Pero el secreto de este nuevo iPhone no es el exterior si no como la célebre frase de la bella y la bestia «La belleza está en el interior», su nuevo procesador es capaz de mover con completa fluidez todas las aplicaciones que le pongamos por delante.
El iPhone 8 no es una revolución en cuanto diseño, no así como lo será el iPhone X. Pero si es cierto, que las apariencias engañan y este sin lugar a dudas es uno de los smartphone más potente y fiables del mercado.
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